El término de fantasía es muy vasto, es una concepción relativamente
nueva, ya que apareció como género en sí, en el siglo XVIII cuya influencia más
profunda y más antigua que tiene el término de fantasía se encuentra en las
mitologías antiguas y en las historias populares.
Es imperiosa la necesidad de contemplar la fantasía desde el prisma de
la Ilustración, la cual acaece una consecuencia negativa en la sociedad, pues se
crea a raíz de ella un cierto estereotipo de personajes y situaciones que al no
estar de acorde con el progreso y evolución de esta sociedad, lleva a la
decepción.
Es precisamente este punto en el que se encuentran los Ilustrados,
quienes rechazan la fantasía y todo aquello que no sea racional y no esté
sometido a la experiencia sensible.
No obstante, la fantasía se nos presenta bajo la forma de herencia de un
pasado no muy lejano que se recrea como decíamos mediante la mitología y la
tradición, aunque como podremos percibir más delante de formas más suaves y
sencillas. Dicha herencia fantástica es notable en obras poéticas como Idilio
VI. A Galatea, de Jovellanos:
Sin
duda de las gracias
el
coro, a tu lindeza
añade
en esta hora
mil
perfecciones nuevas:
brilla
tu frente hermosa
con
luz muy mas serena
y
como al cielo el irir,
así
tus negras cejas
dividen
el nevado
contorno
de tu esfera;
tus
ojos... Musa mía,
¿cómo
tu voz pudiera
los
rutilantes ojos
pintar
de Galatea?
Estamos ante un poema descriptivo que nos
transmite una sensibilidad especial, el amante admira a la amada en un entorno
entrañable. Las estructuras están rodeadas de un áurea de sencillez, su
sintaxis es mucho más ligera y vemos que el amor no es un amor turbado, es un
Idilio, que nos traslada a un pensamiento bucólico, mas aquí los matices denotados
de las Bucólicas de Virgilio, han evolucionado a una perspectiva donde
el poeta es un mero espectador de la belleza de su musa.
El sujeto poético no quita la mirada de
los autores clásicos ni de la mitología griega pues si ahondamos un poco más,
se nos presenta a Galatea con la preciosidad tan natural del estilo Rococó,
encontramos a un aedo que denota admiración por su musa Galatea en el entorno
idílico de su propia alcoba en ese instante tan íntimo como es su despertar.
Estamos pues, ante un uso utilitario de la mitología.
El simbolismo de Galatea, nos ilustra del
trasfondo social del papel de la mujer. Si bien la figura de esta musa en la
historia como mujer que trae la perdición del pastor que la ama o bien es una
mujer perfecta al haber sido creada de la mano del rey Pigmalión decepcionado y
cansado de las imperfecciones de este colectivo. Nos lleva a la reflexión de
una mujer cuya alma está perpetuamente arraigada a la irracionalidad. Como
podemos observar la mención al mundo fantástico ha de ser fundamentalmente a
través de la mitología.
En los siguientes versos es posible
advertir como aún prevalecen valores muy vivos de la literatura anterior a
pesar de los intentos academicistas, es perceptible el marco bucólico que
envuelve al poema A los ojos de
Dorisa.
Vi que con nuevas
flores se punta
el suelo fértil,
la cumbre fría;
los arroyuelos
libres salpican,
sonando roncos,
la verde orilla.
Gratos aromas
el viento espira,
cantan amores
las avecillas.
El recurso fantástico-mitológico tiene
como podemos ver en el poema A Pedro Romero una función utilitarista, es
ésta una obra pindárica, cuyos elementos mitológicos como la mención a Apolo y
a la cítara, van en pos de la bella búsqueda de los ideales ilustrados como en
este caso cuyo tópico recogido es el de los hombres célebres.
El utilitarismo, el racionalismo y el academicismo tan propio de los
ilustrados crean una profunda huella en los autores y su forma de divagar,
soñar y fantasear, en última instancia, es una divagación fantástica realizada con la máxima mesura como encontramos en el
poema de J.M Blanco White , En una ausencia.
¿Dónde están aquellas horas
que el amor me dio en tus brazos?
¿Quién rompió los tiernos lazos
con que unido estuve a ti?
Hado bárbaro me sigue,
no hay mudanza en mi fortuna:
infeliz desde la cuna
infeliz seré al morir.
De igual manera, son perceptibles ciertos restos de superstición, tan
perseguida por los ilustrados, pero que sigue acaeciendo en el Neopopularismo, la
vemos en poemas satíricos como la Sátira II, A Arnesto donde se hace mención al
oficio de las celestinas quienes "zurcían el virgo de las jóvenes" se
echa mano pues de la superstición, de las viejas creencias en el poder de la
brujería de estas míticas alcahuetas y tan conocido personaje en la literatura
española.
Si bien, espero que hayan podido deleitarse en esta búsqueda de la
herencia fantástica de nuestra poesía, tan perseguida y sentenciada en este
siglo tan sapiencial en compañía del gran compositor coetáneo J.C. Bach.
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