sábado, 10 de mayo de 2014

La fantasmagoría y la linterna mágica: supersticiones hechas realidad.

Sin lugar a dudas, podemos afirmar que la cultura más dada al goticismo, el ambiente espectral y los fantasmas ha sido la romántica, siendo esta una de las características que más ha trascendido de la misma.

Así vemos que la apertura a una nueva mentalidad que legitima la imaginación onírica como recurso literario va a provocar que no solo se representen los sueños en los productos culturales románticos, sino también las pesadillas. Esta fijación por la ultratumba se deja sentir en muchos aspectos culturales, no solo en el literario.
La aparición de fantasmas y seres de ultratumba resulta constante en algunas de las obras más representativas de este periodo, por solo nombrar algunas, los encontramos en El estudiante de Salamanca y en Don Juan Tenorio, pero también será frecuente la aparición de estos seres en el arte o lo que es aún más sorprendente, en la vida social de los burgueses de la época, y es que los efectos especiales no los creamos en el siglo XX.

En la conferencia de D. Juan Carrete Redondo, «Goya. Disparates ¿Serviles y liberales?»,  inscrita en el I Congreso Liberal: La represión absolutista y el exilio, pudimos comprobar cómo esta moda fantasmagórica se reflejará también en el arte, y más concretamente en la colección de grabados “Los disparates” de Goya.


Carrete Redondo realizó en su conferencia un análisis de los “Disparates”, interpretando el fondo onírico e irracional de estos como una crítica al absolutismo radical que persiguió a todo el entorno del pintor y ejerció grandes presiones sobre él mismo tras la vuelta de Fernando VII a España y la derogación de la Constitución de 1812.

Todos estos grabados se caracterizan por mostrar figuras grotescas, deshumanizadas y más bien pertenecientes al mundo de las pesadillas. Esto llevó al ponente a hablar sobre las fantasmagorías y las proyecciones de linterna mágica, acto usual en la sociedad de la época y que consistía en la proyección de una serie de imágenes, en ocasiones fantasmagóricas ante un público, generalmente perteneciente a la clase alta.

Como suma del interés por lo supranatural y fantasmagórico, y las nuevas posibilidades que la linterna mágica va a ofrecer, se sucederán por toda Europa proyecciones de “fantasmagorías”, primero iniciadas en Francia y Bélgica con Robertson, y más tarde en España por Juan Mieg, que definirá la fantasmagoría  como  “el arte de hacer aparecer fantasmas, espectros y otros espíritus por medios artificiales, una de las más bellas experiencias de la física recreativa”.


Estas proyecciones, tal y como podemos observar en el grabado, impresionaron fuertemente a su público, poco familiarizado con los procedimientos efectistas de este tipo y que tenían dificultades para determinar lo ficcional en estas representaciones que tan reales se presentaban ante ellos.

Carrete Redondo busca en su investigación algún nexo entre estas proyecciones de fantasmagorías y la creación de los disparates de Goya, y quizás los haya, pues ambos utilizarán una estética semejante, y se tienen datos de que entre los años 1806 y 1819 se realizaron proyecciones de este tipo en Madrid, que quizá Goya presenció.

De cualquier modo, esta práctica social resulta de gran interés para comprender hasta qué punto llegaba el interés de la sociedad de la época por los seres de ultratumba que harán triunfar obras como El estudiante de Salamanca, y desde otro punto de vista, la investigación de este tema nos puede ayudar a trazar una historia sobre los efectos especiales que poco a poco se irán introduciendo en nuestra vida cultural.

Para saber más, puede consultar la bibliografía, que se encuentra en línea:

CANTOS, Marieta. “Los dispositivos ópticos y su recepción en la prensa del romanticismo(1835-1868). Una aproximación” en Anales de Literatura Española, nº 25, 2013. Universidad de Alicante.


CARRETE, Juan. “De dibujos, estampas y fantasmagorías en la vida de Goya. Apuntes paraun seminario sobre Goya y su contexto”. Seminario Internacional celebrado en la Institución Fernando el Católico de Zaragoza. Zaragoza  los días 27, 28 y 29 de octubre de 2011. Zaragoza, Institución Fernando El Católico - Diputación de Zaragoza, 2013, págs. 239-246.

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