sábado, 14 de junio de 2014

Fermín de Pas: ¿Magistral o Pecador?


Desde el primer momento se nos presenta la figura de un sacerdote que está continuamente entre las cuerdas del poder y de la fe, desde su primera aparición denota claramente cuales son los rasgos más significativos de su personalidad, los cuales a lo largo de la historia no harán más que agravarse.

Así pues, me parece muy significativa la imagen del Magistral en la torre de la catedral, donde nos presenta vista de pájaro la ciudad de  Vetusta, pero no solo nos la muestra sino que es conocedor palmo a palmo de ella, conocedor física y espiritualmente, ya que guarda tras su sotana las confesiones más oscuras de cada vetustense, no obstante vemos como siendo recipiente de confesiones se siente y se intenta afianzar como dueño de aquella ciudad y sus ciudadanos, es pues la viva imagen de la Iglesia que Clarín nos intenta retratar, una institución que se mueve por sus propios intereses de dominación y de poder, y no el promulgar la buena fe cristiana.

Por consiguiente, asomado en la torre podría parecer que es ansia o anhelo por estar más cercano al cielo o que tal lugar le favorecía un acercamiento a Dios, pero no, Fermín de Pas no dirige ni su mirada ni su pensamiento al cielo, sino a la ciudad, a la tierra, al mundo terrenal y en concreto a Ana Ozores, la figura de la Regenta se va a convertir en el ansiado premio, solamente por la obstinación y la avaricia que lleva el Magistral en su ser, conseguirlo todo, es al fin y al cabo la declaración más clara de poder y superioridad, el cual  la busca y promueve utilizando sus armas de hombre de fe, guía espiritual o hermano mayor. Fermín de Pas pasará más tiempo urdiendo una trampa para hacer caer a la Regenta en sus redes espirituales o guiándose por sus pasiones más bajas en escenas ligadas al pecado que desempeñando las labores propias de un sacerdote.

Clarín, mediante sus personajes, y concretamente con la figura del cura ávido de poder y de dominación del entorno, el autor consigue dar a conocer la vida misma dejando la hipocresía a un lado y poniendo al descubierto partes de ciertos grupos sociales que permanecían en la oscuridad. Todo ello, está fomentado por doña Paula, madre de Fermín, donde se personifica la avaricia, tras la muerte de su marido, quedando en la pobreza sabía que la única forma de salir era acercándose a la Iglesia, y para ello su hijo no podía ser un sacerdote de oficios, sino alguien que debía perseguir los más altos cargos.

No obstante, tras lo que esta figura materna ha creado, podemos ver una persona que al fin y al cabo tiene mucho en común con la Regenta, es un hombre insatisfecho y reprimido, que busca desahogar sus pasiones más bajas tras la ocultación, y pretende paliar su insatisfacción con juegos y manipulaciones para sentir su superioridad. No es un hombre de fe, la fe y la búsqueda de Dios quedó atrás cuando comenzó a subir escalas en la Iglesia, tan solo ve un posible rayo de luz en Ana en toda esa oscura ciudad que es Vetusta.

Tras conocer a Fermín de Pas, cabe preguntarnos si caben más pecados en la presentación de un clérigo: lascivia, gula, avaricia, ira, envidia...Es palpable aquí el humanismo de Clarín, el cual se basa en el krausismo, donde se intentan aunar el catolicismo español y el liberalismo. Podemos decir que para Clarín, la única función que debería desempeñar la Iglesia es la de salvaguardar los valores morales pero en la España de la Restauración no hace sino alejarse de todo principio espiritual.



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