jueves, 4 de septiembre de 2014

El aparecido

El fragmento que he seleccionado fue publicado en La Mariposa en 1839 como parte del relato El aparecido, sin firma. El párrafo en cuestión es el siguiente:


"Algún tiempo después corrió la voz de que se veía, a deshora de la noche, a un espectro que vagaba en derredor de la casa del difunto señor, y había quien afirmaba haber oído salir de ella un ruido confuso, por entre el que se distinguía una risa tan aguda y satánica que temblaban los vidrios y saltaban los muebles con horroroso estrépito. Las rejas de hierro que circundaban el jardín se encontraban abiertas al día siguiente, sin que nadie hubiese pasado por allí.
Este trastorno sobrenatural se extendió también a las cuadras del muerto, de manera que los caballos aparecía  siempre cubiertos de espuma y sudorosos como sí hubiesen caminado toda la noche; y, sin embargo, podía asegurarse que no había sido así, tal era el ruido de coces y relinchos que se les había oído. Hasta los perros de la casa aullaban y daban ladridos, los más extraordinarios y espantosos."



Podemos apreciar varios elementos muy característicos de la literatura fantástica del romanticismo. Por un lado se juega con la línea que separa lo real de lo imaginario mediante el uso de lo que se conoce como "habladurías", con frases como corrió la voz había quien afirmaba. Esto favorece esa atmósfera misteriosa propia de esta literatura, que se incrementa situando la acción normalmente de noche "a deshora de la noche", "toda la noche".

Otra característica que podemos encontrar es la presencia de la muerte relacionada con lo fantástico: espectro, difunto señor. El difunto aparecerá como si estuviese vivo realizando tareas propias de estarlo. Tras estas apariciones el pueblo se sumerge en un ambiente sobrenatural que dota al relato de otra característica de esta literatura romántica y la manifestación de la muerte no como algo divino sino como algo diabólico.

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