En esta entrada trataremos de
analizar el capítulo XXVI de la obra La
Regenta, de Leopoldo Alas “Clarín”, en concreto, el fragmento de «El jueves Santo llegó con una noticia que había de
hacer época en los anales de Vetusta, anales que por cierto escribía con gran
cachaza un profesor del Instituto, autor también de unos comentarios acerca de
la jota Aragonesa.
En casa de Vegallana la tal noticia estalló como una
bomba», hasta:
«Una hora antes de obscurecer salió la procesión del
Entierro de la iglesia de San Isidro».
La
Regenta es una obra que se encuentra entre el Realismo y el Naturalismo, aunque
los elementos del primero parecen predominar frente a los del segundo. La
Regenta constituye uno de los principales modelos de la novela realista
española, sin embargo, dado que Clarín tuvo contacto cercano con la literatura
naturalista y la obra de Émile Zola, esta influencia se ve claramente reflejada
en su obra.
Nos
encontramos con un narrador omnisciente, heterodiegético con voz en 3ª persona.
Este tipo de narrador es el prototipo de narrador realista, que persigue una
explicación total del mundo. Por otro lado, el contexto es el pueblo de Vetusta
durante la Semana Santa, un procedimiento propio, de nuevo, del Realismo: se
nos ofrece un espacio y un tiempo determinados que incrementan la sensación de
realidad.
El capítulo
se encuentra en la segunda parte de dicha novela, y la acción del fragmento a
analizar comienza con la conversación de la Marquesa y unas amigas,
conversación en la que vemos reflejada el pensamiento de la sociedad del
momento: Ana Ozores se dispone a salir en penitencia vestida de nazarena y
descalza en la procesión del Viernes Santo, una noticia que resuena en la toda
la ciudad de Vetusta: «La noticia estalló como una bomba». Todos piensan que
Ana está loca y la critican: «vestirse de mamarracho y darse en espectáculo», «¿y
el traje? ¿cómo es el traje?» «¿dónde ha visto ella a nadie hacer esas
diabluras?».
Clarín representa
un trozo de vida de la ciudad vetustense en un tiempo litúrgico, siendo este
pasaje muy representativo de la ciudad por ser muy religiosa. Además, para
conseguir el efecto de realidad los autores realistas hacen alusiones a
realidades conocidas por todos. En este fragmento en concreto, aparece nombrada
la ciudad de Zaragoza y también se leen algunas referencias a Rossini, un
cantante de ópera italiano conocido en la época, todo ello con el objetivo de dotar
de veracidad a la obra.
En
cuanto a los elementos naturalistas, a veces encontramos ambientes degradados
donde el autor muestra lo peor del ser humano como es la hipocresía de la
ciudad de Vetusta. Más allá, la tesis fundamental del naturalismo que sostiene
que el ser humano está condicionado por su herencia biológica y por el medio en
el que vive, se asienta en esta obra,
donde vemos cómo Ana es presa de su naturaleza y de su situación sin que pueda
poner remedio.
Para
concluir, podemos decir que en este fragmento, cercano al final de la obra, el conflicto interior de Ana sigue sin estar
resuelto dado que sigue entrando y saliendo de la religiosidad sin estar segura
de nada de lo que hace.
Finalmente,
este capítulo representa el triunfo del Magistral que logrará no solo confesar
a Guimarán sino además un nuevo acercamiento de la Regenta.
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